viernes, 20 de noviembre de 2009

La propaganda de cada día

La citación se refiere al libro de Eric Hazan, escritor de origen francés, cuyo contenido es todo lo esperado de un libro tan bien titulado, y de un autor cuya trayectoria personal se desarrolla en la historia desde la segunda guerra mundial.

Nos presenta el lenguaje utilizado a diario en los medios de comunicación, periódicos especialmente, para introducir nuevos conceptos y visiones del mundo, de aquello que es nuestro espacio común y de la gente que lo habita. Este lenguaje, lo define como “el Lenguaje de la Quinta República”, la LQR. Aunque los ejemplos citados se den en Francia, su equivalente se encuentra en los medios españoles o portugueses. Como tal, lo “social”, que pasa de referirse a lo común, a lo de la comunidad, para ser connotado ahora con “diferencia de clases” en el discurso político, através de expresiones como “diálogo social”, “ayuda social”, “justicia social”. En otro ejemplo, menciona como en periódicos como el Fígaro se puede leer, en una cita del ministro de Interior, “árabo-musulmán” para referirse a las gentes de oriente próximo, dando igual si son árabes o si son musulmanes. El termino "magrebí" está para reconocer a los que son "árabo-musulmanes" del Norte de África, que habitan en los suburbios de las ciudades francesas. A los cuales por cierto, se quieren expulsar, y aplicar “la mano dura”, como referia el ministro.

La evolución semántica se ha dado en los conceptos desde el Griego, y probablemente con el mismo propósito que el actual, como en “cínico” y escéptico”. Su desarrollo en estas ultimas dos décadas resulta evidente en la política y formación de masas de este período.

En España, los que ven la TVE, y algunos lo hemos hecho desde Lisboa, hemos seguido los diferentes eufemismos con los cuales, desde los medios de información, el poder político nos ha connotado y dado a conocer el terrorismo vasco. Recorriendo una evolución, que incluyó términos como “grupo armado separatista”, a “banda terrorista”, a “banda criminal”. En un tema que no necesita una solución lingüística.

Junto a este lenguaje diario, observo desde hace tiempo como se desarrollan otros, no tan nuevos, pero también cargados de entonación, y que son usados en diferentes expresiones de nuestras vidas. Cada uno de estos lenguajes se da en su propio ambiente, tales como el laboral, el familiar, y probablemente en el de las amistades. Y su origen se encuentra arraigado en los valores que en la sociedad se pretenden difundir y padronizar. Aquí se emplean palabras como “esfuerzo”, “sacrificio”, “trabajo”, como las bases personales meritorias de esta sociedad. Palabras, que si uno las analiza, se percibe que no hay nada de meritorio ni en el “esfuerzo” ni en el “sacrificio”, sino una triste realidad por detrás que ha llevado a alguien a vivir una vida de esfuerzo y de sacrificio. Y que decir de “trabajo”? sabemos el origen de ese trabajo, y sus condiciones. A no ser que uno sea medico, artista, o similar, poco mérito le queda al trabajo, mas allá que el de buscarse la vida.

Un ejemplo mas de estos valores y como los manipulan, lo encontramos en estos meses, tanto en España como en Portugal (probablemente en el resto de Europa como mínimo), en el ultimo anuncio de “bífidos activos” de Danone, donde una señora nos explica que si quieres regular tus idas al retrete, has de ser una persona “constante” y comer durante 14 días seguidos los tales bífidos. Seguro que en muchas familias y conversaciones, palabras como “constante”, tienen un peso socio-personal valorable. Si alguien me dice que tengo que ser constante, al menos ahora le puedo decir –“cómo con los bífidos, no?”-, y dejo el tema bien tratado.

Lo que resulta importante, es que encontramos ejemplos más o menos obvios de formas de uniformización social, que en el caso de las palabras consiguen incluso definir los valores de una sociedad. Las entonaciones son iguales de peligrosas, y aunque estas son sólo un complemento, refuerzan el mensaje y transmiten padrones de comportamiento.

Obviamente no hay nada de equivocado en el esfuerzo, ni en el sacrificio, ni en el trabajo, ni tampoco en ser constante, ni en las entonaciones. Del mismo modo que hay nada de malo con la energía nuclear, ni con un melón (?...), solo su finalidad les atribuye su sentido. Pero en cualquier caso, como breve analogía, resulta irónico que la ausencia de valores definida por el nihilismo, y tan criticada, sea precisamente lo que se encuentra ahora como valorado por esta sociedad. Osea, valores que no lo son.

Recuerdo para finalizar, una frase que cantando Buena Vista Social Club atribuían a un carretero: “yo trabajo sin reposo, para poderme casar, y si lo llego a lograr, seré un guajiro dichoso”. Queda obvio que este carretero (me imagino un labrador), jamas vió en su trabajo ni esfuerzo, ni sacrificio, tan sólo un fin deseado. Al menos así me gustaba que hubiese sido. Sin esfuerzo y sin sacrificio. Supongo que hay mejores valores, y mejores valores con los que vivir. Pero me va el nihilismo como tal, que soy gallego.. y es un punto de partida.

Resulta evidente que la propaganda no es el único elemento capaz de formar de opiniones en la población, sino que el propio lenguaje que empleamos cada uno de nosotros es formador de comportamientos y de valores. Lo considero una parte de la propaganda antropológica, en la que sus agentes somos todos. No es maligna, en absoluto, a no ser que no parta de un sentido común.


“And we can explore the space together, both inner and outer, forever, in peace”.
the late prophet