sábado, 3 de abril de 2010

La arrogancia de la "H"

El Ángel caído, supuestamente su única representación escultórica en el mundo. Está en Madrid.


Siempre me gustó la historia. La historia, sin el artículo determinado, y sin la letra mayúscula. Prefiero, una historia. Con artículo indefinido, y sin la arrogancia de la H tan grande. Me encanta la narración de la historia del hombre. Y "hombre" también con h minúscula. Las mayúsculas quedan reservadas para conceptos supremos como Dios...el hombre, la historia, deberíamos mantenerlos como conceptos más terrenales, menos prepotentes que lo que la letra grande les otorga.

Y la historia del hombre es de lo mejorcito. Tanto el origen bíblico de los pueblos de oriente próximo, como el arqueológico, son dos narraciones de igual interés. Más allá del cierto o no. Que Abraham condujese a su pueblo desde Mesopotamia a la Canaán, o que de los hijos de Noe hubiesen descendido los pueblos Semíticos, los de África y los demás pueblos, me resulta tan interesante como contemplar la existencia y el confronto entre el Hombre de Neardental y el actual Homo Sapiens durante 20 000 años hasta la extinción del primero.

No conseguiría encontrar algo mejor de leer que estas y otras historias. Una buena película sería una que mostrase a Adán y Eva siendo expulsados del Edén, y ver al Arcángel Gabriel como protege su entrada para que no regresen los hijos de ellos. El Arcángel Gabriel merece más películas que sólo The Prophecy (aunque eso sí, lo interpretó Cristopher Walken). Como me gustaría verlo abrir el torso de Mahoma, arrancarle el corazón, quitarle la impureza por donde entraría la corrupción del hombre y devolverlo a su lugar. Épica narrativa. O una versión actual, de Moisés recorriendo el desierto durante 40 años desde Egypto hacia la Tierra Prometida de Israel. Cuando el hombre vivía 120 años.

Los Ángeles caídos, de John Carpenter. Filmazo.

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